Visitar el Capitolio de Washington
Entre los edificios más importantes de la ciudad de Washington se encuentra el Capitolio, que no sólo es emblemático por la simbología que imprime en nuestro inconsciente colectivo (gracias al arte y a la importación de la cultura americana a nuestro país) sino porque en ella se toman algunas de las decisiones que dirigen la política del país y que traen consecuencias a casi todo el mundo.
El Capitolio se encuentra en un barrio llamado Capitol Hill, en lo alto de una colina, lo que permite que sea visible desde casi cualquier punto de la ciudad. Se trata de una edificación no sólo famosa en el país sino también en todo el mundo, gracias a la gran difusión que ha tenido a través del cine. En él se encuentran la cámara de Senadores (en el ala norte) y de Representantes (en el ala sur) del Congreso de Estados Unidos.
Este edificio vio la luz en 1800 y se encuentra levantado sobre un terreno de unas diez hectáreas que se encuentran prolijamente cuidadas, con jardines, paseos y calles. Posee una cúpula que termina en forma de obelisco y alcanza los 185 metros de altura.
Entre las cosas que llaman más la atención es que cuenta con numerosos edificios de vigilancia y un departamento de policía propio. El barrio puede visitarse sólo con guías, pero debido a la cantidad de gente que desea realizar este recorrido, es necesario solicitar plaza con bastante antelación.
La cúpula del Capitolio
Su enorme cúpula y sus columnas son los elementos que más llamarán tu atención. Y todo de un color blanco que destaca entre el verde de los jardines. Sin duda, no puedes pasar por Washington sin acercarte a este emblemático edificio.
Centro de visitantes
El Centro de Visitantes se encuentra bajo el nivel de la calle, al lado Este del Congreso y es el punto de partida para la visita al Capitolio. Allí podrás ver un salón con una exposición permanente sobre la historia de la institución, visitar algunas tiendas y, si te apetece, acudir a algún restaurante o espacio de ocio.
Interior de la cúpula
El interior de la culpa es otra de las cosas que te impactará. Asimismo puedes ver la primera piedra del Capitolio, colocada por George Washington en 1793, y otros elementos identitarios de la vida del edificio.
Biblioteca del Congreso
La Biblioteca del Congreso es otro rincón del Capitolio que no debes dejar de visitar. No te pierdas la visita guiada a través de sus instalaciones porque realmente vale la pena. Dura en torno a una hora y es gratuita.
Cámaras de Senadores
Si eres un amante de la literatura y de los objetos antiguos, este sitio te encantará. Una inmensa y preciosa biblioteca en la que se conservan algunos códices y libros antiquísimos que te dejarán deslumbrado. Para acceder a ella debes dirigirte a la calle de la Independencia, puesto que tiene una entrada independiente al resto del palacio.
Un poco de historia sobre el Capitolio
Entre las cosas que primero llamarán tu atención cabe señalar la arquitectura de este esplendoroso edificio. De estilo neoclásico, fue una de las primeras construcciones que se hicieron en este país.
Se trata de un edificio que fue construido en dos etapas, siendo los arquitectos encargados de la obra William Thornton, Henry Latrobe y Charles Bulfinch. No obstante, con los años el estilo fue variando; de hecho, su cúpula que es el elemento identitario de la estructura, fue diseñada por Thomas U. Walter y August Schenborn.
La arquitectura utilizada en este capitolio se reprodujo también para el de Boston y el Capitolio de Columbus, con los que se sellaría una línea de construcciones oficialistas y neoclásicas que marcarían la identidad del país.
Al día de hoy el Capitolio es uno de los edificios más visitados de Washington y del país. ¿Te vas a quedar sin visitarlo?
Ubicación
El Capitolio se encuentra en Capitol Hill, en el cruce las avenidas Pennsylvania y Maryland, que son las dos más importantes de la ciudad.
Horarios
Las visitas guiadas al congreso se realizan de lunes a sábado de 8.30 a 16.30 y comienzan en el Centro de Visitantes. Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo son los únicos días en los que no se realizan.